La Ópera de Viena original se construyó a finales del siglo XIX rodeado de fuertes polémicas, lamentablemente ninguno de sus dos arquitectos estaba vivo el dia que fue inaugurada con la ejecución del Don Giovanni . Cuando en 1945 los bombardeos de la guerra la destruyeron casi totalmente, fue reconstruida y equipado con la mas moderna y sofisticada tecnología. Así que cuando visiteis, esto es lo que encontrareis.
El reestreno, de nuevo, fue todo un éxito: el 5 de noviembre de 1955 con la representación del Fidelio de Bethoven y bajo la batuta de Karl Böhm. De esta manera, el edificio fue nota a nota, estreno tras estreno, forjando su nombre y valor hasta convertirse en lo que es a día de hoy: uno de los mayores centros culturales del mundo.
La historia nos cuenta que Eduard van der Nüll, (el cual fué uno de los arquitectos de la Ópera de Viena), se suicidó a causa de la crítica negativa del entonces emperador Francisco José hacia el edificio de la Ópera de Viena, éste, desde entonces, y consciente de la importancia de su opinión, siempre pronunciaba la misma frase: «Es war sehr schön, es hat mich sehr gefreut» ( Es muy bonito, me encanta). Esta frase, desde entonces se dice mucho en Austria para dar opinión, es lema de distintos colectivos y está impresa en muchos sitios.
Respecto como deberían vestir los asistentes, ni problema que hay, en este siglo XXI, a la Ópera de Viena podemos ir vestidos como querramos, allí nos encontraremos desde mujeres en traje de noche, tocados engarzados con brillantes, hombres de esmoquin, o traje chaqueta con relativa clase, hasta grupos de turistas con gorras y calzado deportivo, así que la ropa no es ninguna excusa para no asistir, también hay que destacar que en muchas partes de la ciudad están ofreciendo las entradas.