Bajo un extraño y amarillento sol, en el confort de un autobús con dirección al aeropuerto de Skavsta afuera, nieve, frío y viento; a dentro, calor, melancolía y satisfacción. Satisfacción de haber cumplido nuestros objetivos, de haber saciado una vez más, con pequeñas dosis, nuestra sed de viajes.
Luego de 4 intensos días de viaje en los que hemos podido desgranar los secretos de una ciudad que sencillamente nos ha encantado a todos. Única, con carácter y sobretodo, con una esencia tradicional muy visible, Estocolmo se ha abierto hueco en ese rincón de nuestros corazones en el que guardamos los mejores recuerdos de los lugares en los que hemos estado.
Desde la inconfundible panoramica del antiguo Gamla Stan desde el Ayuntamiento, hasta la zona más moderna de la ciudad cerca de la curiosa Segels Torg, pasando por el que es para mi (y mis amigos) el inolvidable Skansen, en la isla de Djurgården, un auténtico fluir de la cultura y tradiciones suecas.
El viaje surgió sin pensarlo mucho, de un día al otro supimos que nos íbamos y por lo tanto, el tiempo de preparación fue corto. Ryanair tiene parte de culpa de la decisión ya que unos atractivos vuelos a 60€ por persona nos hicieron “caer en la tentación” de plantarnos un 26 de noviembre en la capital escandinava de la que se dice, es la más bella de las 4 (Oslo, Helsinki i Copenague son las otras).
Más tarde, hubo que buscar alojamiento y decidimos probar suerte con la página Couchsurfing.org, que permite poner en contacto personas de todo el mundo que en su mayoría ofrecen un sofá o una cama donde dormir a otros viajeros. Pero por desgracia, nuestras intenciones de poder alojarnos en casa de alguien se vieron truncadas por las negativas que nos devolvieron, eso si, de forma muy educada siempre. Finalmente pues, y ante la inminencia del viaje, decidimos reservar en un albergue de la ciudad, en nuestro caso, el Interhostel (por unos 20€ por noche aproximadamente) que nos pareció muy bueno en muchos aspectos como limpieza, situación y ambiente; y en el que hemos podido conocer a gente realmente amable e interesante.
¿Y qué decir de Estocolmo? Pues simplemente que es una ciudad con muchísima belleza arquitectónica, cultural e histórica que estoy seguro gustaría a cualquiera que la visite.
¿Cuándo Viajar a Estocolmo?
Si polarizamos el año y lo dividimos entre invierno (meses fríos) y verano (meses cálidos), está claro que el visitante se va a sentir extraordinariamente más cómodo en verano ya que en invierno las temperaturas son muy bajas (hemos llegado a los -10ºC por las tardes). Además, durante el período invernal, las horas de sol se reducen por lo que la noche cae muy temprano (alrededor de las 15.30-16h) de manera que la sensación térmica es infinitamente más fría.
Sin embargo, la nieve y sobretodo el espíritu tan navideño que se respira en cualquier rincón de la ciudad hacen que valga mucho la pena ir en esta época. Es más, yo que me considero bastante friolero y que e encantan las altas temperaturas volvería sin dudarlo, a visitar la capital sueca en invierno antes que en verano.
¿Cómo ir a la ciudad de Estocolmo desde el aeropuerto?
Estocolmo tiene, a parte de una enorme estación de trenes y de autobuses con destinos internacionales, varios aeropuertos cercanos y el más importante es el de Arlanda. Sin embargo, otros aeropuertos utilizados principalmente por compañías low-cost como Wizz Air o la popular Ryanair son relativamente cercanos y ofrecen buenos precios en billetes de avión.
La compañía de autobuses Flygbussarna tiene distintas conexiones desde estos aeropuertos hasta el centro de la ciudad a buenos precios. En nuestro caso, (volamos a Skavsta) conseguimos billetes en el mismo aeropuerto de Girona por 26€ i/v o 19€ i/v para jóvenes menores de 18 años. Es un buen precio teniendo en cuenta que se trata de un viaje de una hora y media desde Skavsta a la Cityterminalen, la estación de autobuses principal de Estocolmo.
¿Cómo moverse en Estocolmo?
Estocolmo es una ciudad poliforme y realmente diversa por lo que abundan diferentes métodos de transporte público.
Nosotros utilizamos sobretodo el metro (T-Bana), pero también hemos usado barcos, tranvías e incluso un pequeño funicular en Djurgarden.
Los precios son altos, si; ¿para qué nos vamos a engañar?, se trata de Escandinavia… Pero tampoco son tan abusivos como en Noruega. Además, la facilidad de colarse en el tranvía (por poner un ejemplo) es casi sobrenatural, por lo que algunas coronas nos las podemos ahorrar…
¿Dónde alojarse en Estocolmo?
La capital sueca, como muchísimas otras ciudades europeas, poseen una enorme variedad de alojamiento desde los hoteles de súper lujo hasta hostales y pensiones para los bolsillos más restringidos. No obstante, como acostumbro a hacer en todos mis viajes alrededor del mundo, escogí la opción que mejor se adecua a mi bajo presupuesto, los albergues.
Y es que escoger un albergue en Estocolmo no es sólo una opción económica, sino que es también apostar por un alojamiento que, en la mayoría de ocasiones se sitúa en el centro de una ciudad, próximo a los lugares de interés y en el que el ambiente relajado y sobre todo, viajero es la clave que siempre te hace sentir bien.
Desde Hostelbookers, la que es probablemente la mejor plataforma para reservar albergues en todo el mundo, encontrar un albergue en Estocolmo y reservárlo es cosa de pocos minutos. Además, puedes encontrar el que más se adapte a tus intereses ya sean su localización, su limpieza, su seguridad o su ambiente y es que con las valoraciones y comentarios de huéspedes como tú, la garantía de éxito está asegurada.
Presupuesto y moneda
La divisa de Suecia no es el Euro, sino las Coronas Suecas o SEK por lo que hará falta cambiar dinero antes o durante el viaje. Las oficinas de cambio no son muy abundantes aunque tampoco es nada difícil encontrar una.
Los precios, como he comentado anteriormente con respecto al transporte público, no son excesivos aunque son más elevados que en España. Por ejemplo y para que podáis haceos una idea:
- Comida sencilla con agua (del grifo, gratis) = 90-110 SEK
- Cena sencilla con agua (del grifo, gratis) = 90-120 SEK
- Entradas a sitios turísticos y museos (mayores de 19 años) = 100 – 160 SEK
- Imán, bandera o llavero de recuerdo = 30-90 SEK
- Desayuno con café, pastas y demás (un buen desayuno, vamos) = 40 – 90 SEK
Por lo tanto, si se va con un poco de cuidado, el presupuesto no se disparará, eso seguro… Lo demás, ya le corresponde a cada uno.
¿Qué ver y qué hacer en Estocolmo?
1.Gamla Stan
El “casco viejo” de la ciudad se sitúa en una isla de apenas 400 metros de anchura entre las grandes islas de la ciudad. Se trata de la imagen de Estocolmo por antonomasia y es lógicamente imprescindible. Sus desiguales y estrechas calles (en algunas es imposible estirar los brazos por completo) me conquistaron desde un buen comienzo, así que sin temor a parecer típico o tópico recalco que es lo que más me ha gustado de la ciudad. Se lleva por lo tanto un 10.
2.Skansen
Un mundo aparte, lejos del siglo XXI y a un paso del centro en la isla de Djurgarden. Se trata de un museo-parque donde se exhibe de forma clara y directa la cultura nórdica sueca. Es como transportarse a otra realidad y sobretodo a otro tiempo, al auténtico espíritu navideño de solidaridad, unión y harmonía. Sus mercados, sus talleres tradicionales e incluso danzas navideñas nos encantaron. También hay un zoo con animales propios de las regiones polares. Los 100 SEK que cuesta la entrada valen la pena absolutamente.
3.Las vistas de la ciudad
La ciudad es como un caleidoscopio, pues adopta miles de formas distintas dependiendo desde donde se mire, así que todos los lugares con vistas merecen la pena. Eso si, en especial recomendaría las vistas que hay desde el Ayuntamiento, el Stadshuset; o las que se pueden admirar desde lo alto del elevador de Katarinahissen.
Lo mejor y lo peor del viaje:
Lo que más nos ha gustado:
- La gran cantidad de nieve al bajar del avión fue un choque muy grande y agradable a la vez que se manifestaría todos los siguientes días.
- Penetrar por primera vez por los estrechos callejones de Gamla Stan y hacerlo al día siguiente por la noche fue un sueño cumplido extremadamente satisfactorio.
- Pasear por los precioso mercados navideños que tanto abundan por toda la ciudad.
- Probar tantos dulces típicos como hemos podido. Nos llevamos a casa montones de chocolatinas, caramelos y otras delicias azucaradas…
- El ambiente de tradición que se respiraba en Skansen. La Navidad en estado puro.
- Probar la sabrosa carne de alce y las típicas albóndigas en salsa. Ambas cosas estaban deliciosas.
- Madrugar para contemplar una eterna salida del sol sobre Gamla Stan desde el Ayuntamiento.
- La altruista amabilidad de los suecos.
Lo que menos nos ha gustado:
- Los a menudo elevados precios.
- El frío en muchos momentos fue realmente extremo y no fue para nada llevadero. A veces nos impidió seguir con normalidad nuestros planes.
- Los horarios de la mayoría de los comercios, museos y atracciones. No abrían hasta las 10-11 de la mañana y a las 16 ya estaban cerrados.
- Las pocas horas de sol que acrecentaban la sensación de frío.
- La poca cantidad y variedad de restaurantes de comida sueca a precios minimamente asequibles.