Schatzkammer: un museo de reliquias
El más fascinante de los muchos museos que se encuentran en el Palacio de Hofburg es el Schatzkammer, el cual alberga una magnífica colección de joyas y reliquias adquiridas por la dinastía de Habsburgo, durante un período de casi mil años.
Corona Imperial, cetro y el orbe
Los tesoros de los Habsburgo fueron almacenados inicialmente en la sacristía de la capilla imperial. El tesoro consistía en metales preciosos y joyas, así como importantes documentos y reliquias que sirvieron para subrayar su poder.
La colección del tesoro creció significativamente durante el siglo XVI, bajo el reinado del emperador Ferdinand I, y más adelante Rudolf II, quien trasladó los tesoros a una dedicada ala, conocida como el Kunsthaus. Desde el siglo XVIII, la Schatzkammer se encuentra en la Alte Burg, accesible desde el Schweizerhof, el más viejo patio del Hofburg.
Los tesoros seculares de los Habsburgo están entre los más impresionantes del museo. Son algunas de las joyas más magníficas creadas durante la Edad Media, como la corona imperial, con incrustaciones de rubíes, perlas, diamantes y un zafiro grande. La magnífica corona de oro fue creada en Praga por Jan Vermeyen, un famoso orfebre de Amberes.
El cetro imperial y el orbe fueron creados sobre una década más tarde. Otra obra maestra es el manto bordado de oro que Franz usó para su coronación como rey de Hungría en 1830. También en exhibición, dentro de la colección de joyas de los Habsburgo, se incluye el más grande corte esmeralda del mundo.
Tesoros de Borgoña y tesoros eclesiales
Los tesoros más importantes de Borgoña son la insignia de la orden del Toisón de oro, un código de caballería fundado en 1430 en Brujas. Fue obtenida por los Habsburgo cuando Maximilian se convirtió en Gran Maestre de la orden.
La Gheistliche Schatzkammer (tesoro sagrado) contiene tesoros sagrados como vestiduras litúrgicas y objetos que fueron utilizados durante servicios religiosos.
También hay una amplia muestra de relicarios. Algunos de los reyes de Habsburgo eran muy devotos y recogieron numerosas reliquias, en particular el emperador Carlos IV, que se dice que recogió cientos.
